Mujeres rusas en argentina buenos aires

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Zwi Migdal fue una red de trata de personas que operó entre 1906 y 1930 con sede en la ciudad de Buenos Aires. La organización conseguía estas mujeres rusas en argentina buenos aires en aldeas del Este de Europa. América y que volvían a su tierra para buscar una mujer con quien casarse.

En su apogeo, luego de la Primera Guerra Mundial, la organización tenía más de 400 miembros en la Argentina. Llegó a tener ganancias anuales por más de 50 millones de dólares. Zwi Migdal fue ampliamente utilizado por el campo antisemita, durante décadas, para desprestigiar a los judíos. Para 1889, el Club de los 40 reúne a un grupo de rufianes judíos para brindarse apoyo mutuo, intercambiar información y compartir estrategias para eludir a las autoridades: sería el embrión de la gran corporación de rufianes que culminaría en la Zwi Migdal. Los rufianes reclutaban a niñas de 13 a 16 años de edad de las pequeñas aldeas o shtetl de Rusia y Polonia para emigrar a América con falsas promesas de trabajar como empleadas domésticas de ricas familias judías, e incluso con promesas de casamiento. Cansados de los pogromos y la miseria, los padres accedían a que sus hijas se fueran con los forasteros.

Durante el mismo viaje a América, las niñas eran violadas, golpeadas y encerradas en jaulas en donde pasaban hambre. Las recién llegadas eran rematadas al mejor postor. Estas subastas tenían lugar en el café Parisien, de avenida Alvear 3184. El lugar era propiedad de Salomón Mittelstein y Achiel Mostowsky, quienes posteriormente lo vendieron a Simón Brutkievich, Simón Kumchev y Mauricio Caro. Otro lugar en donde se remataban mujeres era el Hotel Palestina. En 1906 conformaron en Avellaneda —distrito dominado por el caudillo conservador Alberto Barceló, quien él mismo era dueño de burdeles— la “Sociedad Israelita de Socorros Mutuos Varsovia de Barracas al Sud y Buenos Aires” o simplemente: “Varsovia”. Buenos Aires, en la calle Córdoba 3280, un edificio de dos plantas con jardín, sinagoga, salón de fiestas, bar, comedor y sala de velatorios, entre otras dependencias.

En esa época se formó el primer enclave prostibulario en la Ciudad de Buenos Aires, delimitado por las calles Lavalle, Viamonte, Libertad y Talcahuano. Allí se encontraban El Chorizo, Las Esclavas, Gato Negro, Marita y Las Perras, entre otros prostíbulos, donde las mujeres sometidas a la prostitución trabajaban de 4 de la tarde a 4 de la mañana. Con el tiempo la organización se escindió: los rufianes de origen polaco se quedaron con la sociedad, mientras que los rusos y los rumanos se nuclearon en la Sociedad Israelita de Socorros Mutuos Aschkenasum, presidida por Simón Rubinstein, dueño de varios prostíbulos y sindicado como contrabandista de seda. La Aschkenasum logró controlar todos los burdeles de la localidad de San Fernando. 800 nuevas prostitutas registradas en 1909, 236 era judías, de las cuales 213 eran rusas. La trata de blancas, la verdadera, son los polacos quienes la practican. No hay un solo polaco de Buenos Aires que no tenga cinco o seis mujeres.

Viven bajo una disciplina aceptada y servil. El apogeo de la organización se dio en la década de 1920, con 430 proxenetas que controlaban 2000 burdeles y 4000 mujeres. Los Zwi Migdal trataban de ser aceptados por la colectividad haciendo donaciones para las sinagogas y el financiamiento del culto. En cuanto estuvo claro el origen de los dineros de la organización la comunidad judía comenzó una dura campaña contra la misma. El conocido activista sionista, Nahum Sorkin, impidió que un proxeneta entrara a un teatro de la comunidad. La misma comunidad comenzó a impedir el ingreso de los proxenetas a las sinagogas, y luego se les negó el derecho a ser enterrados en los cementerios de la comunidad.

En este sentido, el rabino Reuben Hacohen Sinai, afirmó en un de sus sermones: “prefiero yacer entre gentiles honorables que entre nuestros tmeim” “. Apartados de la comunidad, los proxenetas comenzaron a crear sus propias sinagogas, teatros y fundaron su propio cementerio en Avellaneda en 1921. Tal era la fama de Buenos Aires como un antro de prostitución que el actor Max Berliner recuerda que cuando su padre lo trajo a él, a su joven esposa y a sus tres hijas adolescentes a la Argentina: La familia que quedó en Polonia estaba enojada con mi padre porque aquí, en el ’22, estaba el auge de la prostitución. Rosario fue una de las grandes plazas prostibularias argentinas.

En su puerto recalaban muchos barcos de ultramar y con ellos, gran cantidad de marinos inquietos y ávidos de mujeres. Esta situación había incidido en el desarrollo de la prostitución en gran escala, convirtiendo a Rosario en la segunda ciudad en importancia respecto de la trata de mujeres. Raquel Liberman, cuyo testimonio fue clave para desbaratar la organización. El fin de la organización llegó en 1929 cuando Raquel Liberman, una de las miles de inmigrantes polacas sometidas en los prostíbulos, denunció a la Zwi Migdal ante la justicia. Ya en 1926, Perla Pezelorska, arrojó un papelito escrito en idioma ídish en el que pedía ayuda para que la liberaran de su cautiverio en un burdel del barrio de Once. Ruchla —o Raquel como era conocida en el burdel— era natural de Łódź y había llegado a la Argentina en 1918 con dos bebés.