Mujeres rusas buscan marido en espana

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Existen desacuerdos sobre la neutralidad en el punto de vista de la versión actual de este artículo o sección. En la página de discusión puedes consultar el debate al respecto. Rand defendía el egoísmo racional, el individualismo y el capitalismo laissez faire, argumentando que es el único sistema económico que le permite al ser humano vivir como tal, es decir, haciendo uso de su facultad de mujeres rusas buscan marido en espana. Entre sus principios sostenía que el hombre debe elegir sus valores y sus acciones mediante la razón, que cada individuo tiene derecho a existir por sí mismo, sin sacrificarse por los demás ni sacrificando a otros para sí, y que nadie tiene derecho a obtener valores provenientes de otros recurriendo a la fuerza física.

Durante sus años en la escuela secundaria, fue testigo en 1917 tanto de la Revolución de Febrero como de la Revolución Bolchevique. Para escapar de los combates, su familia se fue a Crimea, donde ella terminó la escuela secundaria. Una vez que su familia regresó de Crimea, Ayn Rand se matriculó en la Universidad de San Petersburgo para estudiar filosofía e historia. Descubrió también en la Universidad a Nietzsche, de quien apreciaba mucho su exaltación de lo heroico y del individuo heroico, aunque años más tarde criticó fuertemente lo irracional de su filosofía.

Ayn Rand detestaba Rusia, sobre todo desde la revolución de 1917, que había expropiado a su padre su negocio de farmacia y empeorado aún más sus condiciones de vida. A finales de 1925 obtuvo permiso para salir de la Rusia soviética y visitar a sus familiares en los Estados Unidos, a donde llegó en febrero de 1926, con veintiún años. Aunque les dijo a las autoridades soviéticas que su visita sería corta, estaba decidida a no regresar nunca a Rusia. Pasó los siguientes seis meses con sus parientes en Chicago, obtuvo una prórroga de su visado, y luego continuó a Hollywood para seguir la carrera de guionista. Ayn estuvo un tiempo en casa de sus parientes en Chicago. Más tarde se trasladó a Hollywood, donde aceptaba cualquier tipo de trabajo para pagar sus gastos básicos.

Casualmente conoció allí a Cecil B. De Mille, quien se interesó por esta rusa recién llegada a Estados Unidos y fascinada por el mundo del cine. En 1936 escribió: Llámenlo destino o ironía, pero yo nací, de entre todos los países de la Tierra, en el menos conveniente para una fanática del individualismo: Rusia. Decidí ser escritora a la edad de nueve años, y todo lo que he hecho se ha circunscrito a tal propósito.