Chica rusa asesinada

Chica rusa asesinada

Grand Duchess Anastasia Nikolaevna Crisco edit letters removed. La gran duquesa Anastasia en 1914. Lesser Chica rusa asesinada of the daughters of the emperor of Russia.

Anastasia Nikoláyevna nació el 5 de junio de 1901 en el palacio de Peterhof, Rusia, según el calendario juliano, vigente en ese país hasta 1918. La recién nacida recibiría el nombre de Anastasia, un nombre cristiano muy usado por los ortodoxos que significa “resurrección”. El título que ostentaba, siguiendo una traducción literal, sería el de Gran Princesa, aludiendo a que Anastasia, como Alteza Imperial, tenía mayor rango que las otras princesas europeas, que sólo eran Altezas Reales. Las hijas del zar fueron criadas de la manera más austera posible. Dormían en duros catres plegables sin almohadas, excepto cuando estaban enfermas. Tomaban duchas frías por la mañana y se esperaba de ellas que mantuvieran sus cuartos ordenados y limpios y se dedicaran a la costura para después vender las piezas en varios actos de caridad, siempre y cuando no estuvieran ocupadas en otras tareas. Haciendo honor a sus apodos, la joven Anastasia creció como una niña vivaz y llena de energía.

Margaret Eagar, la institutriz de las cuatro grandes duquesas, comentó que la joven Anastasia era la criatura más encantadora que había conocido. Muy a menudo descrita como una muchacha brillante y de gran talento, no sabía asimilar las restricciones de las horas de estudio, según sus tutores Pierre Gilliard y Sydney Gibbes. Existen muchos testimonios sobre el comportamiento de la joven Anastasia que bordeaba, ocasionalmente, lo inaceptable para las costumbres contemporáneas. Según Gleb Botkin, hijo del médico de la corte Yevgueny Botkin, asesinado junto a la familia imperial en Ekaterimburgo, Anastasia era la gran responsable de la mayoría de travesuras y hechos punibles de la familia ya que en ese aspecto era un auténtico genio. Siempre intentaba engañar a los criados o bromear con sus tutores, como subirse a lo alto de un árbol y negarse a bajar, desvelando un comportamiento típicamente infantil. O golpear con una gran bola de nieve a su hermana Tatiana con la suficiente fuerza como para dejarla tendida en el suelo. Nina era más alta que ella a pesar de ser más joven.

Se preocupaba menos que sus hermanas por su aspecto y apariencia. Un general empuja un carrito con Anastasia, que hace muecas a la cámara, y su hermana María. Anastasia y su hermana mayor, María, eran conocidas en la familia como “La pequeña pareja”. Las dos muchachas compartieron habitación, a menudo llevaban variaciones del mismo vestido y pasaban la mayor parte del tiempo juntas.

Las dos hermanas mayores, Olga y Tatiana, también compartían habitación y eran llamadas “La pareja mayor”. Las cuatro hermanas solían firmar sus cartas con el acrónimo OTMA, resultado de las iniciales de sus nombres de pila. A pesar de su vitalidad, Anastasia no gozaba de buena salud. También tenía un músculo poco cargado en la espalda que le obligaba a recibir un masaje dos veces a la semana. Su resistencia a los masajes era tal que se escondía bajo armarios o camas para no recibirlos. La gran duquesa Olga Aleksándrovna Románova, tía paterna de Anastasia, reveló en una entrevista tardía que la hermana mayor de Anastasia, María, sufrió una hemorragia en 1914 mientras era operada de amígdalas.

Los portadores del gen estaban expuestos a los riesgos de sufrir una fuerte hemorragia. Anastasia, como el resto de su familia, adoraba y se preocupaba de su largamente esperado hermano el zarévich de Rusia Alexis, también llamado “Bebé”, que sufría frecuentes ataques de hemofilia que estuvieron cerca de matarlo varias veces. La madre de Anastasia, la zarina Alejandra, confiaba ciegamente en los consejos de Grigori Rasputín, un campesino ruso y stárets ambulante, con fama de hombre santo, cuyos rezos supuestamente habían aliviado los dolores del joven Alexis muchas veces. Anastasia y sus hermanas fueron criadas para ver a Rasputín como nuestro amigo y confidente.

La complicidad de Rasputín con los niños se hacía patente en muchos de los mensajes que les enviaba. En febrero de 1909 les envió un telegrama donde les aconsejaba Amar toda la inmensidad de Dios y de su Creación, en especial en esta tierra. La Madre de Dios siempre estaba ocupada cosiendo y recogiendo flores. Sin embargo, una de las doncellas de las niñas, Sofía Ivánovna Tiútcheva, se horrorizó en 1910 sobre el hecho de que se le permitiera a Rasputín entrar en las habitaciones de las muchachas cuando sólo llevaban puesto un camisón. El zar Nicolás le pidió al monje que evitara entrar en esas habitaciones en el futuro. Los niños, conscientes de la situación, temieron que las palabras de Tiúcheva hicieran enfadar a su madre.